Muchos de nosotros no le damos la importancia que merece, pero nuestra manera de pisar al andar, correr y saltar tiene una incidencia directa sobre nuestra propia salud. Especialmente en nuestro sistema muscular y osteomuscular. O lo que es lo mismo en zonas localizadas como el tobillo, la rodilla, la cadera y la columna.

Por todo ello, si gozamos una pisada correcta y equilibrada, el peso de todo nuestro cuerpo quedará perfectamente distribuido, de forma uniforme, en nuestro apoyo plantar. Y es que nadie está libre de las temidas lesiones. Un calzado inapropiado y una alineación incorrecta del pie pueden derivar en una variada lista de problemas físicos, tales como: sobrecargas en los gemelos, rotura de ligamentos, lumbalgias y esguinces, entre otros.

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